Los variopintos gobiernos de América Latina no han priorizado las cuestiones ambientales en una región en la que se encuentra algunas de las más importantes reservas de biodiversidad del planeta. Sin embargo, los movimientos ambientalistas han sido muy fuertes, algunos de ellos con una fuerte base indígena. Pero los intereses económicos capitalistas han convertido América Latina en el lugar más peligroso del mundo para los líderes ecologistas. En Colombia un activista es asesinado cada dos días, mientras que la Amazonía brasileña es la región donde se comete el mayor número de homicidios de este tipo al año.